Las librerías salen a la calle para ofrecer sus libros en engalanados estantes, hay paradas de donación de libros, donde puede llevar esos libros que tienes pero que solo ocupan espacio, permitiendo que los libros lleguen a más gente. Pero solo puedes disfrutarlo al salir del trabajo...
Recuerdo que hace un año se me fue un poco la olla en mi entrada de Sant Jordi. Me divertí mucho creando la pequeña historia, alternativa a la leyenda que acompaña a este día. Hoy no puede ser diferente:
Hace mucho tiempo, en una época dónde los dragones estaban casi extintos, una espléndida ciudad vivía bajo la constante mirada de una oscura y enorme torre. Los habitantes de la ciudad temían la torre ya que dentro de ella vivía una poderosa bruja.
Pero no siempre fue así, aunque solo lo recuerdan los más ancianos, ya que no queda libro, que no sea en la torre, dónde poder consultar cómo era todo entonces. Si preguntaras a los ancianos sabrías que antes de la llegada de la bruja, esta ciudad era conocida por todo el mundo por la cantidad de libros que contenían sus casas y sus escuelas. Todos sus habitantes eran formados desde pequeños en la lectura, cosa muy extraña en esa época. La ciudad también era conocida, y temida por un majestuoso dragón que la protegía. Pero todo acabó con la llegada de la bruja. Con misteriosos poderes, la bruja encerró al dragón en lo más profundo de la torre que creó con su temible magia. Pero no es lo único que encerró, todo libro que encontró en la ciudad acabó protegido por las paredes de piedra maciza de la torre.
Años más tarde, un joven, llamado Jordi, que creció entre las historias de sus abuelos, se decidió a recuperar todo aquello que esa maldita bruja les había arrebatado. La única opción era matarla, y para ello tenía que hacerla salir de la torre.
Con la ayuda de los ancianos de la ciudad, Jordi creó el libro más hermoso jamás visto. Una elaborada letra relataba todo aquello que los ancianos podían recordar. Hermosísimas ilustraciones decoraban sus páginas, los colores eran tan fantásticos que provocaron lloros entre todo aquel que sabía qué habían perdido. En cuanto finalizó el libro, empezó a pensar en la manera de matar a la bruja. Tras hablar con varias personas de la ciudad decidió que la mejor manera era untar una fuerte toxina que con solo tocarla te paralizara. Le costó hacerse con ella, pero todos los habitantes le ayudaron y finalmente pudo esparcir la toxina por todas las hojas del libro.
Ahora tenía que conseguir que la bruja saliera de su torre. Sabía que la bruja tenía espías por la ciudad, aunque la mayoría eran conocidos. Con la ayuda de otros jóvenes empezó la farsa, en grupo se pusieron a hablar sobre un libro que Jordi había encontrado escondido tras unas piedras enormes. Al ver el grupo, uno de los espías se acercó, escuchó todo lo que ellos querían que escuchara. Tras esto el espía corrió a informar a la bruja, le contó todo lo que se dijo, incluida la descripción de sus hermosas imágenes, le dijo también dónde lo escondía Jordi. La bruja quería poseer ese libro, quería ver con sus propios ojos todo aquello que le habían relatado, partió nada más despachar al espía hacia la explanada dónde se escondía el libro.
Era una explanada verde, tan uniforme que parecía un mar de hierba... Fue fácil encontrar la roca gigante, dónde le habían dicho que estaba el libro. Tras buscarlo furiosa durante 20 minutos, lo encontró camuflado en una grieta que la hierba escondía. Lo cogió y vorazmente fue devorando página a página, era mejor de lo que le habían dicho. Poco a poco empezó a sentirse rara, notaba un cosquilleo que le recorría las manos... entonces empezó a darse cuenta que su cuerpo se estaba paralizando, lanzó el libro lejos al darse cuenta que era este el que se lo había provocado, pero ya era tarde. Lentamente Jordi se fue acercando por la espalda de la bruja, sin ningún ruido, viendo como ésta maldecía. Cuando estuvo cerca, arremetió contra la bruja con una espada, se la clavó con toda fuerza por la espalda, atravesándola, hasta ver la punta de la espada asomando por su pecho. La bruja no pudo ni gritar. La sangre fue derramándose lentamente, resbalando por la empuñadura de la espada. Un gran charco se formó en el suelo. De golpe en el suelo, empezaron a crecer rosas rojas, tan rojas como la sangre que las había creado. La bruja murió dejando un rastro de rosas sangrientas, la torre desapareció. Al desaparecer la torre, miles de libros aparecieron, torres y torres de los libros robados. Todos los habitantes lloraban de alegría, Jordi avanzó hasta llegar al libro que tenía más cerca, al alargar el brazo sintió una fuerte respiración, el brazo se le quedó congelado. Todos los habitantes de la ciudad aguantaron la respiración mientras la respiración invadía todo el valle. Lentamente Jordi fue acercándose a la fuerte respiración, esquivando cientos de torres de libros, hasta que finalmente encontró al dragón. Yacía entre libros protegiéndolos con sus fuertes patas y sus imponentes alas. Cuando Jordi se acercó, el dragón lo miró primero con furia y desconfianza, pero poco a poco la mirada fue mutando hacia la sorpresa. El dragón era libre de nuevo, y en esa mano, que Jordi alargó hasta acariciar sus escamas, el dragón encontró la felicidad.
FELIZ SANT JORDI 2015 A TODOS
Bonita historia! Me encanta que el Dragón sea de los buenos y que sólo los ancianos del lugar recuerden los tiempos antiguos, en que había libros. Y sí, ojalá fuera festivo el día de Sant Jordi...
ResponderEliminarBuenos días!!
ResponderEliminarMuy curiosa tu historia basada en ese día. Me ha gustado leerla (^.^) Creo que coincido contigo totalmente en lo de que Sant Jordi (o el día del libro en el resto de España) debería de ser festivo, yo también me embobo mirando los puestos y qué rabia que haya que estudiar y trabajar en vez de dejarnos envolver por la lectura.
P.D: He encontrado tu blog en la lista de "Directorio de Blogs de Literatura". Me ha encantado y por supuesto te sigo. Si te apetece pásate por el mío:
http://esthervampire.blogspot.com.es/
Un abrazo y nos leemos!!